Nunca fui
una chica esquelética. Siempre tuve que luchar con mi peso y la gente que me
rodea ve una mina normal. Yo lo sé, no soy obesa y soy saludable, como de todo
y hago ejercicio pero soy “grandota.” Y mi cuerpo responde normalmente a los
estímulos: Si me cuido y ejercito como militar, bajo de peso y si no me cuido,
engordo. Pero ya entrando en la década de los 30 cada vez me cuesta más y más
perder esos kilos de más de una comilona o fin de semana de desarreglos. Y sí,
además me gusta comer y disfruto de todo lo relacionado con la comida. La vida
me agració y no soy para nada fea pero últimamente el espejo no me devuelve esa
imagen.
Al
contrario de lo que le sucede a Betty, La
Fea en la novela, en vez de ir embelleciendo, siento que mi fealdad interior
sale cada vez más para afuera. Veo fotos de mi casamiento (si si todas hacemos
dieta y tenemos capas de reboque encima para estar radiantes ese día) y me pasó
un camión de infertilidad por encima!!!
Tengo como
10 kilos arriba, resultado de tratamientos y de comilonas y de muy poca
voluntad para adelgazar. A ver, hacer dieta requiere un estado zen mental que
no tengo ahora y como ya dije, la poca/mucha fuerza espiritual que tengo la uso
para no matar a algún idiota que me pregunta “Y para cuándo?” y para sobrevivir
a los tratamientos.
Hace un
tiempo, hice el cambio de ropa de invierno a verano y descubrí que no me entra
NADA de mi ropa del año pasado. Y eso que para ese entonces ya tenía tres
inseminaciones y unos kilotes encima eh! Las camisitas se me abren en la
delantera o directamente, no me cierran y eso que nunca fui chata precisamente…
Exploté (si si le hice un agujero literalmente) tres pantalones en estos últimos
meses y ni hablemos de las bikinis.
Cuando conocí a marido estaba tan flaca que hasta me había animado a una malla
colaless. Hoy en día, estoy considerando ir a la playa y no sacarme el pareo
directamente. Mis alumnos me regalaron un jean de una marca famosa para el día
del maestro y ninguno me entraba!! Decadencia pura…
Además, mi
cuerpo cambió. Siempre fui grandota arriba y tuve cola pero cintura pequeña y
poquísima panza. Ahora tengo forma de pochoclo. Estoy cuadradita como las
fichas de tetris y todas las remeritas de verano que tengo son apretadas y
blancas así que parezco un matambre aprisionado si me las pongo. Lloro y lloro
cada vez que tengo que salir a algún lado porque no tengo qué ponerme y sepan
que ropa no me falta…
Pero ojo,
he aprendido a llevar mi gordura con dignidad. Durante la estimulación de mi
primer FIV, te crece la panza tanto que parecés embarazada de cinco meses y ahí
aprendí a disimular este nuevo cuerpo que adquirí. Lo último que necesitaba era
que algún boludo me preguntara si lo estoy. Entonces ahora, soy fan del corte
princesa, llevo chaquetitas, ropa suelta y soleritos a todas partes. La gente me ve más rellenita pero al menos
engordé parejo… Agradezco que a mi cara no llegó todavía. Menos mal porque
encima en un ataque de concha infértil, me corté el pelo más corto y sino voy a
parecer un pini pon.
Lo más
tragicómico de todo es que si logro quedar embarazada, me voy atener que poner
un bozal para no ser de las que engorden 30 kilos porque sino más que ahorrar
para un tratamiento voy a tener que considerar un bypass gástrico.
No soy la
única mujer que pasa por tratamientos y engorda, nos pasa a la gran mayoría y a
algunas se les nota más que a otras. Además, la medicación tarda meses en irse
completamente de tu organismo. Pero es horrible no reconocerte en el espejo.
Hay días que me siento tan pero tan fea… Y quisiera que esa hinchzón, esos
kilos de más y deformidad sean producto de un bebé, no de inyecciones y
atracones post negativos. Podrá parecer algo muy banal pero sumado a la baja autoestima
de sentirte un pedazo de carne al cual le meten cosas, verte así no ayuda.
Nunca
comprendí el significado de la frase “Poner el cuerpo” hasta ahora. Hacer
tratamientos de fertilidad realmente te cambia, de adentro para afuera y de
afuera para adentro. Sos OTRA, física y mentalmente. Lo único que nos consuela
es saber que cuando el milagro suceda, vamos a ser las gorditas más felices del
planeta.
Secundo todo, yo tb me siento igual. Exactamente igual...
ResponderEliminarEs como si estuvieses en mi cabeza Ceci, no seremos hermanas gemelas que robaron al nacer?
Excelente post, Ceci! Pero no desesperes. Es verdad que el cuerpo cambia y que nosotras cambiamos interiormente. Diciembre es un pésimo mes para pensar en dietas, las fiestas, los compromisos, encuentros, en fin, no dan tregua. Yo no tengo twitter pero una vez curioseando a la infertil pandy vi alguna foto tuya y el pelo te queda precioso (no sé cómo era antes). Lo importante ahora es que estés bien de salud y fuerte. No te preocupes tanto por los kilos de más sino por sentirte bien. A mi me funciona hacer ejercicio, moverme. El mejor consejo que me han dado es este: hacé algo que te guste, movete como quieras, bailá, nadá, andá al gimnasio, corré, hace pilates, yoga, lo que te venga bien pero algo. Pero no hagas nunca algo que no te guste. Es cierto que quedamos baqueteadas pero esto también pasará. Un abrazo enorme. Me encanta leerte.
ResponderEliminarCeci, la guapa, la luchadora, la valiente, la bonita por fuera y por dentro, a lo mejor ahora por fuera no te ves con buenos ojos, pero estoy segura que lo eres. Y esos kilitos de mas, son transitorios, es por los tratamientos, es por la falta de motivacion que nos provoca, por tanto en cuento termines con ellos, estoy cien por cien segura que podrás quitarte esos kilitos que te bajan la autoestima.
ResponderEliminarUn besito!